¡oh, Diosa de los nueve falos!
por mucho que llore,
por mucho que suplique
no detengas tus miembros
ni tu ansia
no me perdones
como penitencia o por tu placer
véjame,
véjame cuanto quieras
lanza tus perros contra mí
las veces que consideres
desata tu furia
arrepentida, en un estado lamentable,
abandonada en mi paño de lágrimas
hazme morder el polvo
no flaquearé
siempre seré tu fiel adoratriz
viernes, 5 de marzo de 2010
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