sábado, 18 de abril de 2015

Hoy por tí, mañana por mí

Cuando piensa que no puede más, dice la primera palabra clave. Me doy cuenta de que mi reinado está concluyendo y le azoto con más fuerza. Me duele ya el brazo de usar el la pala de ping-pong en su espalda y sus nalgas. Vuelvo a arremeter con la gran polla de látex hasta lo más profundo de sus intestinos y me monto sobre su espalda para masturbarme frotándome en su columna.
Lleva más de una hora, conmigo encima, dando vueltas a cuatro patas a la vía del tren de juguete cuando me corro ruidosamente.
Le atizo con todas mis fuerzas. Me alzo a horcajadas y le meo en la nuca.
Con la segunda palabra clave, termino la afrenta. Le quito la máscara de burro, las muñequeras y el pollón de su culo.
Cae a la moqueta jadeante, entre lágrimas, sudor y babas.
Todavía tiembla cuando le empujo hasta ponerlo boca arriba y comienzo a despertar su sexo asustado y recluido.

Me pongo la bola en la boca, me quito el corpiño y los tacones y, a cual cerda, espero su turno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario