yo festejo la rotura de las cadenas
el renacimiento del erial
en el que se había convertido mi corazón
en la cafetería, vuelvo a escribir
vuelvo a tomar un café
sonriendo a la gente
desnudándolos con la mirada
poniéndome cahonda
con mis sucios pensamientos
ahí estoy yo
mientras, la Diosa recorre las calles
buscando los pedazos de su orgullo
ella jura venganza
jura que me verá arrastrarme
hacia su marmóleo sexo
que me volverá a destrozar
a doblegar mi cuerpo
y mi voluntad
de rodillas
plañendo
y yo me pongo tan caliente
que tengo que volver a casa
rápido, a estar sola
me acabo el café de un sorbo
y se me vuela el periódico
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¡Cómo te gustan los domingos!
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