lunes, 21 de diciembre de 2009

A su merced

a mi Diosa le ruego:
piedad para tu acólita
sé que no estoy a la altura

sé que no merezco la molestia
se que no debería estar entre tus piernas
a su merced
las horas pasan lentamente
a su merced
la agonía llega con cuentagotas
extenuada
respiro con dificultad

a su merced cruzo mis límites
en sus manos, cualquier objeto
es un arma mortal

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