La señora me abre la puerta desde el mostrador.
Al verme entrar, rebusca en la estantería
y saca una caja de preservativos.
¿De veinticuatro, no?
Pues no, señora, hoy no.
Hoy quiero algo para la alergia, que no paro de estornudar.
Ah, es que como siempre compras preservativos.
Y se pone a buscar una caja de ebastina.
Es que ya no se venden preservativos.
¿Estás bien, te van bien las cosas?
Señora, a usted ¿qué le importa?
Es que ya no tienes amigo, ¿no?
Pero oiga...
Hay un chico que antes también venía mucho
y ahora no compra preservativos, casi.
Si quieres, te lo presento...
Señora, los farmacéuticos son comos los curas y los quiosqueros.
Y debe ud. guardar el secreto de confesión.
Y sólo quiero un antihistamínico,
y no quiero que me presente a nadie de este barrio,
que están todos locos.
Sí, ya me han contado lo que le hiciste
al hijo de la Amparo...
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Si es que está todo llenito de porteras maña. Beso
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