Anoche hubo guateque.
Mientras unos hacían cola
y se emborrachaban
a tí te tocó bailar con la más fea.
Y bien que bailaste.
Los de paciencia suprema
se hicieron una paja en casa
recordando muñecas de silicona.
Y tú, perro afortunado,
te llevaste el gato al agua.
Tu casa convertida en zona
de fuegos artificiales.
Y ése ridículo reloj de mesa
que nos veía follar
marcando el ritmo como un metrónomo.
Anoche hubo un guateque, bello efebo,
y hoy lo vamos a celebrar
durante todo el día.
sábado, 31 de octubre de 2009
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