Busco un nuevo alumno. Tal vez uno de verdad.
Uno que quiera aprender
que la letra con sangre entra.
Pongo carteles por la Universidad.
Acudo a mis clases de estilo
y ahí lo tengo, entre el público.
Quiere leerme sus relatos.
Yo le voy a sugerir nuevos temas,
experimentación.
El primer cuento acaba con mi bostezo.
Le tomo prestadas las cuerdas del tendedero.
Lo ato en la silla. Me siento enfrente suyo.
Me subo la falda y comienzo a tocarme.
Llama a su mamá.
martes, 8 de septiembre de 2009
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