Sabes de sobra que puedo
estar a cuatro patas
todo el tiempo que haga falta.
Puedes recordar perfectamente
las gloriosas mamadas que te he hecho.
Sabes que me puedes azotar,
que me puedes suspender.
Si es necesario,
aún conservo algo de
la botella de ron que me regalaste.
Culo, tetas, coño, boca, manos, pies, ombligo...
Cuerdas, juguetes, látigo, mesa, cama, bicicleta...
¡Me cago en Dios,
puedes follarme como quieras!
No entiendo, pues, esta falta
de empuje, esta desidia.
Si no se te ocurre nada,
por lo menos sé un hombre.
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si eres ella... sabes que siempre lo fuí.
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