martes, 22 de septiembre de 2009

Llegada

Han puesto un pequeño mayordomo a mi servicio.
Joao me recoge en el aeropuerto
y me hace sentir una estrella de cine.
Me pongo las gafas de sol, aunque es de noche.
Cenamos bacalao. Es muy simpático.
Me lleva al sitio donde voy a pasar el fin de semana.
En el recibidor dejamos los abrigos.
Un cuarto de baño que nunca se ha limpiado.
Una sala donde se esconderá Joao. Cama, mesa, televisión, teléfono.
Una gran estancia diáfana.
No hay ventanas.

Joao recoge mi ropa. Ya no es simpático.
Por contrato, se ha convertido en un robot.
Desnuda, no tengo frio.
En un lado de la sala, un potro.
En el centro, unas anillas colgadas del techo.
Me pongo las muñequeras.
Joao llega con cuerdas y la venda para los ojos.
Levanto los brazos.

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